Para muchas personas, éste podría ser un árbol solitario en una llanura despoblada sin vida, lejos de todo y sin contacto con nada.
Para muchas otras, este árbol y toda su vida forma parte de este todo en el que todas las partes tienen algo que ver con él y él con todo.
Sus raíces se extienden bajo una superficie que lo nutre de vida, que después conduce a través de sus vasos con una savia que llega a cada una de sus ramas, a cada una de sus hojas.
El suelo donde se asienta, espera a su vez ese agua tan necesaria para seguir creando nutrientes, para seguir alimentando todo tipo de vida, tanto la que vemos con nuestros limitados sentidos, como la que no vemos.
En la atmósfera se forman esas nubes portadoras de átomos que van a servir cuando descarguen para nutrir tanto sus raíces como para realizar la fotosíntesis utilizando además los rayos del sol. Sus hojas usarán el agua para descomponerla en oxígeno (O) e hidrógeno (H2). El hidrógeno reaccionará con el dióxido de carbono(CO2) que ayudará a síntetizar los carbohidrátos, y los organismos moleculares los usarán para almacernar energía.
Millones de átomos, se van combinando formando diferentes moléculas y éstas a su vez se siguen combinando creando las diferentes estructuras.
Todos respiramos, incluido ese solitario árbol, átomos diferentes, respiramos de todos y de todo, y nuestro cuerpo se regenera por completo a lo largo de cada año, nuestros tejidos, nuestros órganos.
Todo esto significa que a nivel atómico, todos compartimos algo de todos, incluida toda la naturaleza que nos rodea.
Considerar esto debería ser suficiente para comprender la interconexión, que todos tenemos y que compartimos parte de la materia que nos rodea , tanto de las formas de vida vegetal y animal, como el propio planeta, que a su vez se interrelaciona con todo tipo de átomos que lo componen y con los átomos del universo, conocidos o no por nosotros, ya que cada año se siguen conociendo nuevas partículas subatómicas.
Si cogemos un átomo, éste está compuesto por un núcleo compuesto de protones y neutrones, y unos electrones que orbitan a su alrededor. Para hacernos una idea del espacio de esas órbitas, si consideramos el núcleo como si su tamaño fuese una pelota de baloncesto, el equivalente a la distancia de los electrones que orbitan alrededor de ese núcleo, sería de un radio de 32 Km. Así sería trasladado en gran aumento, un átomo. Lo que queda por tanto como espacio vacío lo podeis calcular.
Ese espacio vacio, es el quiz de la cuestión, porque no es un espacio vacío como tal, sino que es un campo de energía. Para calcular esta energía, lo haremos igual que con el átomo y las órbitas de sus electrones. Si calculamos esa energía concentrada en el tamaño de una canica, ésta tendría más energía que toda la materia junta del universo.
¿Podemos influir o transformar esa energía?
Gracias por tu comentario Carlos.
ResponderEliminarRealmente la pregunta a ¿Que somos o de donde venimos?, será nuestro caballo de batalla en casi todos los foros dedicados a profundizar más en el asunto. Las direcciones pueden ser infinitas. Toda recomendación es interesante, porque de todas las respuestas o filosofías siempre se puede extraer algo nuevo, que siempre ayudará en un camino de momento regido por el tiempo, y en que quizá la dimensión tiempo, pudiese pasar a un segundo plano después de trascender.
Lo que es indudable, es que tanto si amplias las miras hacia el universo exterior, como si las amplias hacia el universo interior, se pueden empezar a valorar las cosas desde el punto de vista de, estamos en un universo y somos un universo. Quizá esa clave del ser y estar, sea la que nos pueda ayudar a trascender un poco más, dando por seguro que estamos en continua evolución.
Encontrar el eslabón perdido de Darwin, o el Bosón de Higgs, simplemente serían respuestas acompañadas de nuevas preguntas.
Gracias por tu sugerencia.
Un abrazo
Al ver esa fotografía la palabra que viene a mi mente es paz, pero cualquier otra persona quizás solo piense en peligro o como bien dices en soledad. Esto lo comparo a la energía que desprendemos las personas, sin explicación aparente hay personas que nos hacen sentir invadidos y con otras nos da la sensación de conocerlas desde antes de haber nacido por lo que nos transmiten, nuestro estado de ánimo influye también en la energía que desprendemos y por ese motivo un interlocutor puede sentirse agotado o aliviado tras una conversación con nosotros, o a la inversa, por lo cual mi modesta respuesta a tu pregunta es que sí, tenemos capacidad para influir o transformar ciertas energías, aunque a veces lo definamos como enpatía o intuición
ResponderEliminarMarta
Me gustaría poder colgar aquí algunos enlaces. Sabes cómo se hace?
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