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Mostrando entradas de abril, 2011

La magia de Alma

En el año 2009, publicaba una entrada que llevaba el mismo título que la poesía de Kahlil Gibran "Tus hijos no son tus hijos" , en ella se hablaba del tipo de educación que se da a los niños y de una serie de factores que pueden influir en el futuro de los más pequeños. Hoy también vamos a dedicarla a los niños, pero más que a los niños, a los padres. Porque son los padres los que leen los cuentos a los más pequeños, y esos cuentos, son los que calan en nuestros hijos. Siempre he pensado que los niños son puros, su alma es pura y viene a evolucionar. Los padres simplemente guían, porque el alma de un niño ya sabe a lo que viene. Sabe que aspectos kármicos viene a solucionar. Forzar a un niño a una dirección, inculcar los deseos de los padres, educarle para competir, a lo único que conduce, es a que tarde más años en encontrar lo que ha venido a experimentar para la evolución de su alma. Toda educación hacia el exterior tiene un camino de vuelta obligado. Por

日本にとって (Para Japón)

Siempre se ha dicho que la espiritualidad oriental está a años luz de la occidental. Tarde o temprano esa distancia se irá acortando, mientras tanto, vivimos el día a día, en cada lugar, en cada zona del planeta. Largas caravanas para llegar al trabajo, ríos de personas moviéndose por las calles, en el metro, en el coche o en los autobuses. Ríos de personas juntas pero aisladas cada una en su mundo, en sus problemas cotidianos. Abstraídos de los problemas de los demás. ¿Pero qué son realmente los problemas?, ¿llegar a fin de mes?, ¿insatisfacción en el trabajo que desarrolla cada uno?, ¿ver poco a tu familia, a tu mujer, a tus amigos, a tus hijos? Vivimos en un mundo en el que se inculca la competitividad en todo. La competitividad y tus propios problemas llevan al aislamiento, a la pérdida de empatía por los demás, al egoísmo, a la frustración por el fracaso. Quizá ese mundo idealizado, basado en poseer, nos ha llevado a ese desapego con nuestro prójimo y sólo

Reverencia

Extraido del blog Despertar . Los valores morales son los más elevados de todos los valores naturales. La bondad, la pureza, la veracidad, la humildad del hombre están por encima de la genialidad, la brillantez, la vitalidad exuberante, por encima de la belleza natural o artística, y por encima también de la estabilidad y del poder de un estado. Lo que se realiza y lo que resplandece en un acto de perdón auténtico, en un acto de renuncia noble y generosa, en un amor ardiente y entregado, es más significativo, más noble, más importante y más eterno que todos los valores culturales. Los valores morales positivos iluminan el mundo, mientras que los negativos son el mayor mal, peor que el sufrimiento, la enfermedad, la muerte o la desintegración de una cultura floreciente. Esta realidad fue reconocida por las grandes mentes, como Sócrates o Platón, quienes repetían continuamente que es mejor sufrir una injusticia que cometerla. Los valores morales son siempre personales; solo pu