Ha terminado un año importante, el 2013 el año del amor.
Hacer un repaso de lo vivido, es una forma de reconocerte en todas tus acciones, en tu entorno y en cualquiera de las parcelas que hoy representan tu vida.
Puedo afirmar que hoy, una de esas parcelas es la que comparto con una persona, un alma, que entre otras muchas cosas me ha mostrado las diferentes caras con las que podemos reconocernos en el amor.
Hoy vibramos y compartimos este camino juntos, pero si mañana no lo hiciésemos, sólo podría tener agradecimiento hacia ella, por todo cuanto hasta hoy hemos compartido y por todo lo que hoy siento con ella.
Es su escrito en el facebook, el que me ha dado pie a esta entrada. Por eso y después de haberle pedido permiso, es con el que empiezo.
Aho ! Olga, y gracias por tu escrito.
Se dice que fue Tales de Mileto quien en un periodo de su vida entró en la famosa reflexión de "quien soy, de donde vengo y hacia donde voy".
Seguramente a los filósofos griegos les debemos ese punto de partida en todas esas dudas existenciales que en la historia de toda la humanidad nos hemos planteado.
Entramos en 2014. Ese año que numero-lógicamente nos marca el 7 ( 2+0+1+4) que en los arcanos representa el carro. Puede estar representado por diferentes cartas pero realmente los arcanos, lejos de las malas interpretaciones y ciertos abusos que ha podido haber sobre ellos, no dejan de ser formas de nosotros mismos. Y hablan siempre de uno mismo en todas sus manifestaciones.
Por eso, como nos comenta tantas veces mi amiga Inmaculada Izquierdo, no hay videncia, hay e-videncia, en cualquiera de nosotros.
Para mí, el carro viene a significar, entre otras muchas cosas, cómo tomamos las riendas de nuestra vida. Desde nuestra propia sabiduría y equilibrio.
Si tenemos o no conciencia de que somos una personalidad física a través de la que experimentamos en este plano, pero que también existe algo superior, que junto a la personalidad física también llamada Ego, representa la dualidad de nuestro ser.
Esta claro que ese carro lo conducimos nosotros desde nuestro libre albedrío. Lo único que varía es con que intención y grado de conciencia lo hacemos.
Una forma de evaluar ese grado de conciencia puede ser mediante estas preguntas:
-Echamos la culpa a todos los demás de lo que nos pasa? O asumimos la responsabilidad de todo cuanto hacemos?
-Nos atribuimos sólo lo que consideramos éxitos? o somos capaces de compartirlos y hacer partícipe a nuestro entorno de que sin los que forman parte de ese entorno tampoco lo habríamos conseguido?
-Vivimos en un continuo juicio a los demás? O somos capaces de vernos a nosotros mismos en cualquiera de nuestros actos?
-Cuando alguien hace algo que no nos gusta, o no nos produce un cierto rechazo, lo criticamos? O intentamos ver en ellos un reflejo para a partir de ahí tratar de transformar esa parte de nosotros que hemos visto reflejada en el otro?
-Cuando he tenido una conducta que no me hace sentirme satisfecho conmigo mismo? busco excusas y justificaciones de cara a los demás y entro en la apariencia y en las máscaras? O trato de modificarla según los valores que marca mi propia conciencia?
A través de estas preguntas podríamos seguir entrando en nosotros mismos desde la transparencia, desde la inocencia que es la verdad más pura de la que ninguno se puede escapar. Continuar ese maravilloso viaje hacia nuestro interior, desde ese juicio hacia ti mismo, en el que que no existe castigo, ya que es tu propia conciencia la que te muestra todo aquello con lo que ya no vibras, pero de lo que no te avergüenzas porque sólo tienes agradecimiento a una forma de ti mismo, que en su momento te sirvió para experimentar lo que tu alma quiso poner ante ti, para poder seguir tomando esa parte más elevada de ti mismo.
Es en ese punto cuando comprendes que eres tu el creador de tu propia vida, y asumes tu responsabilidad, de que todo cuanto te rodea eres tu quien lo atrae según estés vibrando en esa etapa de tu vida. En la que no existen culpables, ni víctimas, ni verdugos.
Por eso y volviendo a la famosa frase atribuida a Tales de Mileto. Sólo sabiendo quien soy, puedo comprender de donde vengo y sólo sabiendo quien soy y de donde vengo, puedo saber hacia donde voy.
Este es el año del carro. Es el año en el que personalmente puedo tomar las riendas de mi vida caminando a la consciencia de quién soy, como mínimo sabiendo donde estoy, y consciente de ser el único responsable de hacía donde me dirijo.
Hacia dónde iré?
Esa es la sorpresa que me tiene preparada mi alma. La que me mantiene viva la ilusión y la pasión por vivir. Sólo puedo agradecer cada uno de los días en los que pueda seguir experimentado todo esto.
Feliz año 2014