Hace tiempo
que este blog se encuentra muy inactivo. Y las cosas en la vida, como bien dice mi amada Inmaculada Izquierdo, o se mueven,
porque la energía ha de estar siempre en movimiento, o se sueltan, previo
agradecimiento por el servicio realizado.
Llevo
tiempo sin decidir algo al respecto de este blog, también tiempo con un trabajo
personal profundo en la Escuela de Arte Terapeútico, tiempo de mucha introspección, en la que te has de observar sin juicios, sin vergüenza, sin enfado, sin arrepentimiento, porque solo así y desde un amor hacia ti mismo, puedes entrar en tu mundo subterráneo, llámalo Shambala, Avalon o Shangri-La, y coger de la mano a tu niño interno que es quien quien te va a recordar para que estás aquí...
...y por fin hoy me decido a escribir.
...y por fin hoy me decido a escribir.
He repasado
muchos de los contenidos publicados, y gracias a ellos, puedo observar-me,
puedo ver los cambios, puedo ver la evolución, y quizá es el principal motivo
que me anima a seguir con él, desde mi propia experiencia, porque al fin y al
cabo, es esa experiencia la única que os podré mostrar. Lo demás no deja de ser
pura fachada.
Nos
movemos en un mundo en el que aprendemos a aparentar, a demostrar, a ser
correctos, a buscar siempre fuera los culpables de lo que nos sucede, a
competir, a compararnos…
…aprendemos
la diplomacia, a conformarnos con lo que toca o nos rebelamos contra lo que nos
parece injusto y estamos continuamente en guerra.
Buscamos
y buscamos sin comprender que el Universo nos ofrece todas y cada una de las
experiencias porque previamente ya las hemos generado. Con cada una de nuestras
actitudes en nuestra vida diaria, de
cada intención con la que hacemos las cosas, generamos la semilla cuyo fruto
después recogeremos.
Tenemos
que desaprender muchas cosas, porque son criterios y estructuras mentales que
de pequeños hemos creído que eran las correctas para movernos en un mundo que
nos han pintado o hemos tachado de
hostil, sin caer en que nosotros formamos parte de ese mundo.
El mundo,
sencillamente es dual, como nosotros, y es a partir de esa dualidad desde donde
hemos de saber movernos.
En el
momento en que nuestra alma reencarna en la Tierra, entramos en la primera
dualidad del Ser, y solo podremos entenderla cuando comprendamos que somos algo
más que una personalidad.
Seguramente
mi alma me llevó a comenzar este blog, pero pronto se apoderó de él mi
personalidad y comenzó a predicar aquello que después no aplicaba en mi vida
diaria.
Cuando
flirteas con la espiritualidad y te quedas solo con lo que te interesa, la
intención pega un giro de ciento ochenta grados, porque comienzas a creer que
eres solo la personalidad y desde una espiritualidad mal interpretada, caes en
el error de ir de salvador del Mundo, de la apariencia, de la demostración y
continúas con todas esas máscaras que consciente o inconscientemente te has ido
forjando a lo largo de tu vida.
Puedes conseguir que las personas se admiren
de lo que cuentas, pero solo ayudarás realmente cuando eso que cuentas es lo
que aplicas en tu vida diaria, porque al primero que estás ayudando es a ti mismo.
Retomo
este blog desde una gratitud a esa personalidad que en su momento lo hizo como
sabía, desde ese respeto que tantas veces me ha faltado en mi vida diaria,
desde esa comprensión a que hoy soy quien soy gracias a haber sido como he sido
incluso en la peor de mis facetas y tomado conciencia de que solo yo soy
responsable de mi vida y atraeré solo aquello que atraiga tal y como me
muestre, sin culpables externos, sin víctimas ni verdugos. todos los que me
rodeen, simplemente me estarán mostrando alguna parte de mí...
...Y desde la humildad de ser uno más en el camino.
Como en cada otoño, una parte de mí ha muerto para renacer con otra conciencia.
Hace poco más de un año de mi última entrada, en la que hablaba de una nueva conciencia, estaba en el camino, pero una parte de mí seguía en la guerra. Me ha servido para saber que al único que no te puedes engañar es a ti mismo, y que cualquier guerra, la justifiques como la quieras justificar, solo alimentará, más guerra.
...Y desde la humildad de ser uno más en el camino.
Como en cada otoño, una parte de mí ha muerto para renacer con otra conciencia.
Hace poco más de un año de mi última entrada, en la que hablaba de una nueva conciencia, estaba en el camino, pero una parte de mí seguía en la guerra. Me ha servido para saber que al único que no te puedes engañar es a ti mismo, y que cualquier guerra, la justifiques como la quieras justificar, solo alimentará, más guerra.
Sólo
cuando la intención parte del corazón puedes aportar a los demás lo que a ti mismo
te estás aportando. Y con esa intención es con la que retomo este blog.
Gracias
a todos, seguiremos viéndonos, ahora más a menudo.