Ir al contenido principal

Mi oración (Raimon Panikkar)


Desde esa espiral continua, en la que vibras desde las frecuencias más elevadas a las más bajas, a las más densas, para de nuevo ascender.
Leer detenidamente esta poesía, esta oración. Sentirla.
Es de Raimon Panikkar, cuyo cuerpo físico abandonó el 26 de agosto de 2010.


Mi oración

Es un grito
que a otro no se dirige
-puesto que un Otro no existe.

Es un gemido
que no lleva más allá
-del dolor su propio sentido.

Es una petición
que no pide
-que el universo la escuche.
Es un gozo
que no se cree
-alegría universal.
Es un canto
que no se canta
-para acabar en sí mismo.
Es un respiro
que del alma brota
-como si fuese un suspiro.
Es un llanto
que el cuerpo desgarra
y no se puede esconder.
Es un plegaria
que en mí nace
-por lo que no sé pedir.
Es un sobresalto
que mi corazón siente
-por no estar de nada ausente.
Es un beso
de mis labios
que no saben decir más.
Es un amor
que se atreve
-a no creerse que es.
***
Mi oración pide perdón
para poder empezar
pues sin purificación
no se atrevería a amar.
Pero sufre en no saber
a quién se lo pedirá.
Encuentra entonces un Don
al que llaman el Ungido
de Dios y del hombre a la par.
Hijo del hombre es su nombre;
está dentro y está fuera.
Con él se puede llorar,
pero también exultar.
***
Mi oración es la alegría
que no espera nada más,
porque descubre lo ausente
en el momento presente.
Mi oración es escuchar
la música de las esferas
y sus ruidos también.
Muda es mi oración
que no sabe decir lo que siente
y al mismo tiempo presiente
que en la oración no hay ausente.
¿A qué Dios, pues, se dirige
si Dios en todo ya está?
¿De qué demonio se escapa
si el huir ya es demoníaco?
¿A qué ángel se encomienda
si por mí el ángel ya vela?
Mi oración es el gozo
que no espera en nada más
porque todo más es menos
cuando no hay más que esperar.
Mi oración es de esperanza,
aquella que sí se alcanza
cuando no se espera más.
Mi oración es la alegría
de saberse sin igual
porque cada ser es único
y no hay modelo ideal.
No es un diálogo,
no somos dos:
no es un monólogo,
no somos uno.
La oración no es el silencio,
pues ella misma es Palabra.
Mi oración es oración
cuando no se sabe más;
cuando es el respirar
de la misma creación.
Mi oración no es sólo mía,
es la de la humanidad,
la de la creación entera
en su parto con dolor,
aunque sea por amor.
Se renueva la aurora cada día,
y el crepúsculo también.
Entre los dos hay la Vida,
que no se mide en el tiempo,
sino en la tempiternidad,
en constante novedad.
La oración se va hacia el Padre
que es la Fuente misteriosa;
es la oración que el Espíritu
en su constante fluir,
hace brotar en el Hijo,
que no cesa de nacer.
Mi oración es sin vocablos,
pero en palabras está.
He dicho Padre y no Madre,
Hijo y no Hija también
por seguir la tradición;
pero sólo voces son
todas sin separación.
He dicho también "oración"
por no romper la costumbre,
puesto que de la boca sale,
aunque del corazón procede.
Pero tampoco es así,
pues no sabe que decir.
Yo no soy un espectador
de este reflujo divino
cuyo nombre es Amor.
En él me siento perdido
y no me quiero encontrar
porque ya no busco nada,
que la vida Vida es.
¿No será, pues, la oración
sino el vivir muy despiertos,
al hábito de la Vida
que palpita por doquier?
y al vivirla transformarla
y así bella y buena es.

¿No es la oración inocencia
que sólo desea amar?
Aum-Amen-Alleluya

Raimon Panikkar
La nova inocència

Entradas populares de este blog

El camino del soy yo al yo soy

Nos pasamos, a ñ os, algunos quiz á toda la vida... Buscando... Buscando siempre en el exterior esa chispa, esa energ í a, ese algo que permita llenar nuestros vac í os... Porque hemos aprendido a que hay que vivir en plenitud. Pero que es la plenitud sino un vac í o de ti mismo? Porque solo desde un vac í o puedes volver a llenar. Aprendemos a cubrir los vac í os f í sicos teniendo, poseyendo todo lo que se ofrece en el exterior. Aprendemos a cubrir los vac í os emocionales, teniendo pareja, amigos, hijos, pero lo aprendemos desde la posesi ó n, sin comprender que nada nos pertenece. Aprendemos a cubrir los vac í os mentales apegados al pasado y preocupados por el futuro  sin ocuparnos del presente, sin permitirnos vivir el aqu í y el ahora que es el ú nico momento en el podemos sentir plenamente. Intentamos conseguir prestigio, admiraci ó n, aceptaci ó n desde la apariencia externa, sin comprender que eres tu el primero que lo tienes que tener hacia ti, sin la neces...

Encontrarte

Tiempo lineal que he pasado sin escribir.  Seguramente porque decidí centrarme en mi mismo hace ya más de un año.  Pero ha sido en el traspaso de este invierno cuando realmente he podido tomar consciencia de la cantidad de veces que hablaba y hablaba sin materializar en la tierra todo aquello que decía.  Creemos muchas veces que con poner frases bonitas, ya sea en el Facebook, o en cualquier medio que pueda ofrecer una imagen de ti, ya lo tenemos todo hecho. Quizá porque nos centramos más en la apariencia que en la  transformación real de uno mismo. Pero realmente lo aplicamos a nuestras vidas ?. En mi caso ha sido que no. He necesitado bastante tiempo para ser consciente de ello.  Siempre había personas a las que culpar, siempre encontraba la posibilidad de quejarme de alguien, o del mismo sistema al que le exigía una responsabilidad que no me aplicaba a mi mismo en cada una de mis acciones. Podemos hablar del cambio porque sentimos es...

El cambio

Decía Albert Einstein: “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” Pero claro, hacer siempre lo mismo, te mantiene dentro de esa zona en la que te sientes seguro, aunque siempre tengas la sensación de que te falta algo. Siempre puedes mantenerte en esa queja cuando las cosas no salen como tu esperabas, sin saber que en lo que habías depositado tus esperanzas era pura expectativa.  Siempre puedes culpar a los demás cuando algo no sale bien. Pero, ¿ no es esa una actitud de víctima en la que te refugias y te permite no asumir toda la responsabilidad de todo aquello que haces ? ¿ Y si giramos la tortilla ? El único responsable de todo cuanto haces eres tu. La intervención de todo lo externo, no deja de ser una reacción ante una acción tuya. Entonces bajo esta premisa, la culpa y la queja desaparecen. Tu eres el único responsable de todo cuanto ocurre en tu vida, directa o indirectamente. Pero … ¿ podré vivir sin quejarme ?, ¿ podré vivir si...