Nadie es extraordinario, y si sabes esto te vuelves extraordinario. Todo el mundo es como todos los demás. Los mismos deseos que te rondan les rondan a todos los demás. Pero a tu sexo lo llamas amor; al amor de los demás lo llamas sexo. Todo lo que haces, lo proteges. Dices que es bueno. Por eso lo estás haciendo, y lo mismo hecho por otros no es lo mismo. Y ésto no les sucede sólo a las personas; les sucede a las razas, a las naciones. Es por eso que el mundo entero se ha vuelto un embrollo, debido a esto.
Si España sigue fortaleciendo su ejército es para la defensa, y si otros países fortalecen a su ejército es para el ataque. Todos los gobiernos del mundo llaman "defensa" a su organización militar. Entonces ¿quién ataca? Si todos están defendiéndose, ¿quién es el agresor? Si te internas en la Historia, no encontrarás a nadie que sea un agresor. Por supuesto, los vencidos resultan ser los agresores. Los vencidos siempre resultan ser los agresores, por que ellos no pueden escribir la Historia. Los que ganan escriben la Historia.
¡Nadie es diferente! Una mente amorosa sabe que todo el mundo es lo mismo, de modo que si te das racionalizaciones a tí mismo, por favor, dales también las mismas racionalizaciones a los demás. Si criticas a los demás, entonces aplícate la misma crítica para tí mismo. No crees dos pautas. Una sóla pauta transformará tu ser totalmente, porque con una sóla pauta te vuelves justo, y por primera vez, puedes ver la realidad, tal como es. Objetos y deseos existe ne mí como en los demás. De modo que, aceptando, deja que se transformen.
Acéptalos y se transformarán. ¿Qué estamos haciendo? Aceptamos que existen en los demás. Todo lo que está mal existe en los demás; todo lo que está bien existe en tí. Entonces ¿cómo vas a transformarte? Piensas que ya eres bueno, y que todos los demás son malos y que el mundo necesita una transformación, no tú. Es por eso que siempre hay líderes, movimientos, profetas. Siguen sermoneando para cambiar el mundo, para crear una revolución, y hemos estado haciendo revoluciones y revoluciones y no cambia nada.
El hombre sigue siendo el mismo, y la tierra permanece en al mismo sufrimiento. Sólo las caras y las etiquetas cambian, pero el mismo sufrimiento continúa. No es una cuestión de cómo cambiar el mundo. El mundo no está en error, tú estás en el error. La cuestión es cómo cambiarte a tí mismo.
"¿Cómo cambiarme a mí mismo?" es la búsqueda "¿Cómo cambiar a todos los demás?" es la pregunta política. Pero el político piensa que él está bien; en realidad, él es el modelo de cómo debería ser el mundo entero. Él es el modelo, él es el ideal, y depende de él cambiarlo todo. Todo lo que le hombre sabio vé en los demás, lo vé también en sí mismo. Si hay violencia, se pregunta inmediatamente si la violencia existe o no en él. Si hay avaricia, si vé avaricia en alguna parte, su primera reflexión es sobre si la misma avaricia existe o no en él. Y cuanto más busca, más vé que él es la fuente de todo mal. Entonces no es una cuestión de como cambiar el mundo; es una cuestión de cómo cambiarse a uno mismo. Y el cambio comienza en el momento que aceptas una pauta única. Entonces ya estás cambiando.