Hoy hablando con mi amiga Soledad le daba las gracias por todos esos momentos que me ha dedicado.
Esos momentos en los que me ha permitido reencontrarme conmigo mismo.
Todos esos momentos en los que me ha visto llorar, sonreír, estar enfadado, triste, contento ...
Realmente le agradecía lo buena compañera de viaje que ella es.
Y ella me decía. Sabes que siempre que quieras puedes recurrir a mi. Siempre que lo necesites yo nunca te voy a faltar.
A veces me ven como un castigo, pero realmente lo único que hago es acompañar en esos momentos que cualquier persona necesita para reflexionar, para conocerse mejor, para recordarse.
A veces doy miedo a las personas que necesitan estar apegadas a algo o a alguien.
A esas personas que necesitan depender, les doy pavor.
A esas personas que no quieren verse me ignoran por completo. Huyen de mi, sin saber que huyen de ellos mismos.
Pero en cambio cuando me ven como una amiga, una compañera de viaje que lo único que hace es recordar para que vuelves a estar aquí. Entonces me ven con buenos ojos.
Pero siempre suelo recordar que a pesar de que soy una buena compañera de viaje, en el que siempre intento ayudar a que cada uno pueda verse desde la máxima honestidad, y que amarme es saberse amar a uno mismo.
Una vez llegues a eso, también me gusta recordar que eso has de compartirlo. Porque si realmente eres capaz de llegar a amarte desde esa transparencia, esa honestidad y esa sinceridad que tienes conmigo. Compartiendo eso podrás sentir el calor y la piel que yo no puedo darte. Y que todo ser humano tiene el derecho de sentir.
Desde esa sencillez que es, ser uno mismo. Cuando lo compartas te darás cuenta que simplemente te estarás sintiendo a través del otro.
Pero ojo, cuando lo compartas !! que sea porque tu estás pleno, si estás en carencia, te puedes confundir, porque creerás que estás amando, pero lo harás desde la necesidad.
Entonces vienen las tres grandes preguntas:
-Que es amarse a uno mismo ?
-Que es ser uno mismo ?
-Qué es amar desde la necesidad ?
Y mi amiga soledad me mira, sonríe y me dice: yo te acompaño hasta que lo descubras. Y cuando lo descubras seguirás queriendo que de vez en cuando te siga acompañando. Para que nunca olvides en cada momento cual es tu verdad.
Ninguna de estas reflexiones me habría hecho, si no llevase desde hace años formándome en la Escuela de Arte Terapéutico con Inmaculada Izquierdo, en la que no aprendes, sino como dice Inmaculada, “recuerdas”, que “Es posible vivir el propósito de vida en la Tierra”.
Así sea que todas estas enseñanzas pueda ser capaz de poner en práctica en cada paso.